1.- Con
aproximadamente 125 armas de guerra, con una docena de ametralladoras livianas
y bazukas, el 9 de junio de 1979 estalló la insurrección en Managua, la que
estaba supuesta a durar tres días. “En los
primeros momentos, en la capital se generalizó la lucha armada y se expresó en
el levantamiento (...) de Ciudad
Sandino, las colonias) Américas uno, tres y cuatro, Acahualinca, Monseñor
Lezcano (...), Nicarao, Centroamérica, hasta culminar en el levantamiento
generalizado de la población, mediante las tomas y el levantamiento de
barricadas”. (Carlos Núñez “Un pueblo en armas”).
2.- Durante la
ofensiva final, se conformó la unidad de combate especial llamada “La Liebre”,
luego bautizada Oscar Pérez Cassar (dirigente asesinado en León en abril de
1979), con el objetivo de lanzar pequeñas maniobras ofensivas en los puntos de
mayor concentración de la guardia somocista. Carlos Núñez describe a “La
Liebre” como una “unidad de combate integrada por combatientes selectos, de
carácter móvil, con un alto espíritu ofensivo, dotada del mejor armamento”. Su
jefe era el comandante Walter Ferreti (Chombo) y como segundo, Carlos Salgado.
3.- “El jueves 14 de junio de 1979, la GN comienza a incrementar su
ofensiva (...) comienzan a superarse los cálculos de lo que podía durar la
insurrección en Managua y urgimos a los miembros de la Dirección Nacional conjunta para que presionen a los otros
frentes de guerra para que avancen. (...). Más de seis días llevamos de estar
resistiendo al máximo la acción de la guardia genocida por distintos puntos
(...). Comenzábamos a preocuparnos; tal ritmo de lucha no podía resistirse
indefinidamente, solamente con la moral combativa. Se hacía necesaria la
presencia de otros frentes, de armas, de hombres experimentados, máxime que la
resistencia en los barrios occidentales comenzaba a declinar, doblada por la
ofensiva criminal del ejército somocista”.
4.- El domingo 17 de junio, inicia un intenso bombardeo de dos días
sobre El Dorado, en donde estaba ubicado el Estado Mayor de los insurgentes,
hasta obligarlos a salir de la zona e instalarse en la Iglesia Sagrada Familia,
en el barrio Ducualí, unos tres kilómetros al norte. Tras una inspección por
casi todas las zonas de combate y una evaluación con cada uno de sus mandos,
los jefes de la insurrección constatan que “al agotamiento de las fuerzas, se
sumaba la debilidad real de la falta de municiones” y se le pide al Comandante Humberto
Ortega el envío inmediato de pertrechos de guerra para continuar la resistencia
en Managua.
5.- La madrugada del 19 de
junio, (hoy hace 35 años) los combatientes encienden enormes fogatas en
diversos puntos de la zona oriental; a las seis de la mañana, un avión Navajo
en vuelos rasantes logra lanzar docenas de sacos con municiones y otros
pertrechos. Dos días después, las unidades guerrilleras pasan a la ofensiva, lo
cual les permite, además de causar numerosas bajas a la GN, recuperar gran
cantidad de armas, incluyendo una ametralladora calibre 30 y otra de calibre
50.
6.- El sábado 23, la guardia lanza una contraofensiva con helicópteros
que dejan caer bombas de 100 a 500 libras sobre las posiciones sandinistas y
las viviendas de la población civil, pero no logran el objetivo de reducir la
capacidad ofensiva de los guerrilleros. Pero “los días siguientes serían como
una pesadilla. Todos los días, partiendo de las primeras horas de la tarde,
previo ablandamiento de la fuerza aérea y de los morteros, tendríamos con
nosotros la presencia del helicóptero haciendo estragos sobre la población. Los
efectos de los bombardeos fueron terribles. Las casas en hileras saltaban
hechas pedazos por la explosión y los charneles a una velocidad increíble
pasaban al rojo vivo las ramas de los árboles (...). Desde el punto de vista
político, los efectos de los bombardeos se hicieron sentir inmediatamente. El
terror cundió entre la población, el éxodo comenzó a volverse masivo (...). La
población salía de la zona cada día por decenas, ansiosa de trasladarse a la
zona occidental, para poner a salvo a los niños y ancianos. Era evidente que
estábamos llegando al límite de nuestras fuerzas y de nuestras posibilidades”.
7.- La organización del repliegue se hacía partiendo del cálculo de
unas 1,500 a 2,000 personas, incluyendo a los heridos. La forma de organización
del mismo era la marcha clásica de las columnas guerrilleras, compuestas así:
a) La Vanguardia: comprendía los combatientes, población civil y heridos de las colonias
Nicarao, 14 de septiembre, Santa Julia, Don Bosco, Luis Somoza (hoy 10 de junio),
San Rafael y Rubenia. A la cabeza irían los comandantes Joaquín Cuadra, William
Ramírez y Raúl Venerio.
b) El Centro: compuesto por los combatientes, heridos y población civil de los barrios
Ducualí, El Paraísito, El Dorado y María Auxiliadora; estas fuerzas estarían dirigidas
por el Comandante Carlos Núñez, Oswaldo Lacayo y Walter Ferreti, teniendo a la
(Unidad Militar) Móvil como punta de vanguardia.
c) La Retaguardia: compuesta por los combatientes, heridos y población civil de los
barrios Bello Horizonte, la Salvadorita (hoy Cristian Pérez), Blandón, Santa
Rosa y las fuerzas de la carretera Norte, dirigidas por los comandantes Mónica
Baltodano, Marcos Somarriba, Ramón Cabrales y Rolando Orozco.
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